25 octubre 2009

Desván de la infancia (1)

Ahí sigue el reloj, sin funcionar, nunca lo vi funcionar. Sigue en el dibujo y en mi memoria, sigue dentro de su caja de madera, como muerto. También aquellos muebles, el perchero, la consola, las sillas. También lo que no se ve ni lo que se toca. El frescor al entrar en casa, el olor a tierra mojada, la sobremesa, los juegos.

A veces cierro los ojos y entro en ella, en sus habitaciones, en el corral, huelo su olor y me siento con los demás en la sobremesa.

Yecla. Agosto de 1997

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